PRONÓSTICO
Es común pensar que hace tiempo las civilizaciones utilizaban el Sol, la Luna y las figuras que formaban las estrellas para conocer las estaciones.
Probablemente así era cuando se desarrolló la agricultura y se domesticaron animales. El cielo adquirió más importancia como medio para determinar la época del año apropiada para diferentes cosas, por ejemplo, la siembra y la cosecha.
Las primeras civilizaciones mesopotámicas, sobre todo los sumerios hacia 4.000 a. C., fueron las que nombraron las constelaciones más antiguas: Leo, Tauro y Escorpio. Estas tres constelaciones señalaban puntos importantes en el recorrido anual del Sol, contribuyendo así a momentos cruciales en el año agrícola.
Un tiempo después observaron que el Sol y la Luna se desplazaban atravesando 12 constelaciones que posteriormente recibieron los nombres del zodiaco. Decidieron creer que en ellas residían los dioses del Sol y la Luna. Además, encontraron otras cinco estrellas que recorrían el zodiaco, hoy sabemos que son planetas, en donde también ubicaron las residencias de varios dioses.
El zodiaco también era el lugar donde ocurrían los temidos eclipses. El cielo pasó de ser una herramienta para la agricultura a un repertorio de historias y el hogar para los dioses.
